Música con orientación
Este fin de semana quisimos con mi polola salir con unos amigos, la misma pareja (ahora ex-pareja) con quien fuimos de vacaciones. La 1era parte de la noche fue "normal", un par de pitchers al son del rock del DVD-litzer, por lo menos música medianamente "oreja", ie: escuchable, para todos los gustos. Después siguiendo la recomendación del "nuevo" soltero, fuimos a otro local donde había música en vivo y servían buenos borgoña, un brebaje ante el cual me rindo con poca dificultad, dulce elixir, mezcla de vino tinto con frutillas maceradas en azucar, una delicia para el paladar criollo.
Entramos y el solo ambiente ya nos auguraba el tipo de local al que habíamos entrado. Decorado con una luz tenue, las paredes estaban decoradas con banderas centroamericanas, imágenes y pinturas de Salvador Allende y del Che Guevara. Y los personajes presentes, un gran número de ellos con atuendos claramente "lanas" o "artesas", muy cargados de apliques altiplánicos y artesanías... Trato de manifestarme abierto de mente y respetuoso ante todas las tendencias e inclinaciones políticas no extremistas (de extremo y no de terroristas como normalmente mal se entiende el término). De hecho yo mismo tengo cierta afinidad con el pensamiento de Tomás Hirsh, izquierda humanista, y mi polola es de derecha. Hasta el principio de los borgoña todo bién, hasta que empezó la música.
Debo reconocer que no discuto que los intérpretes son buenos, buenas voces, buenos instrumentistas, pero el tipo de canciones después de un par de horas te satura. Pero eso no es lo peor, sino que después de dedicarme un rato a escuchar las letras de las canciones y escuchar con detenimiento las melodías lo ÚNICO que quería era escuchar algo alegre, y dentro de lo posible que no sonara a La Tirana.
Es definitivamente increible, pero todas, absolutamente todas las canciones con orientación de izquierda tiene base de acordes menores. Si vamos al análisis musical, caemos en la consideración que los acordes menores inducen a estados de tristeza y melancolía, y los acordes mayores son tendientes a estados de alegría. Si a ello sumamos letras que hablan de penas de amor, personas desaparecidos, pérdidas de todo tipo, libertades reprimidas, todas metáforas por definición deprimentes, que quieren que les diga... Es más, me parece inaudito que haya personas que gocen con esa música (bueno sobre gustos no hay nada escrito...) y esos estados ánimicos inducidos.
Entiendo que la época comprendida entre los años 1973 y 1988 haya marcado a muchos, entiendo también que sean marcas para muchos imborrables, pero no entiendo el afán de amarrarse al pasado de esa manera, menos el transmitir un fuerte resentimiento social. Parte de la nueva evolución sobre la cual he estado leyendo habla de algo que, sin saberlo, profesaba antes de enterarme del formalismo, es caminar hacia adelante.
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